miércoles, 20 de abril de 2011

Eran las seis de la tarde en aquel parque soleado. La gente reia, corría, hablaba y gritaba. Los niños jugaban, pero en aquel enorme cesped solo estabamos tu y yo.Tumbados bajo la sombra de un arbol y sin dejar que ni una molécula de aire se interpusiese entre nosotros. Entonces, susurraste en mi oído un Te quiero, vi tus ojos iluminados al decirlo y no pude evitar responderte con un Yo más. Siempre te empeñas en llevarme la contraria, en decirme que es mentira que tu me quieres más. Puede que tengas razón, pero para mi cada día que me dices que me quieres, es un día que me vuelvo a enamorar de ti con más fuerza que la vez anterior.

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