lunes, 24 de enero de 2011

Entre lo poco que sé de la vida, también te diré que nada de todo esto vale la pena sin alguien que te haga ser incoherente. Ni flores, ni velas, ni luz de luna. Éste es el verdadero romanticismo: alguien que llegue, te empuje a hacer cosas de las que jamás te creíste capaz y que arrase de un plumazo con tus principios, tus yo nunca, tus yo qué va. Tus valores.

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